Los versos que nuestros tratadistas han declarado impracticables pueden sonar de maravilla: es el caso del tridecasílabo (adiós, muchachos, compañeros de mi vida; o aquello de Krahe: Más bien perplejo recorría las aceras: / «oh cuán curiosa», me decía, «es la mujer»), y podría serlo también del decapentasílabo, bien se entienda como 5 / 5 / 5 (y te pareces / a la palabra / melancolía), a la griega (8 + 7, que en español, por final agudo del primer hemistiquio, suena más bien como 9 + 7: la Lamia negra de la mar / que traga a los valientes) o, como a mí ha dado en sucederme, como 7 + 8 (mi gato, que pasea su virtud al por menor).
El decapén, como yo le llamo familiarmente (hasta tal punto me persiguió en su día), no siempre es exactamente 7 + 8: a menudo suena como un verso enterizo de 15. Difícil de explicar, pero fácil de oír. Cantado, un suponer, va tal que así:
Ahora que soy pequeño como el prólogo de un sueño
y mis zapatos húmedos aprenden a volar,
no quieras ya tirar de la costura del recuerdo,
no vayas a quedarte, como el sol, a medio arder.
No hay nada tan urgente que no sea irremediable
caer en que no puedes pronunciarlo sin mentir.
Es la palabra el único tesoro que persiste:
el lápiz con que puedes dibujar cualquier color.
y mis zapatos húmedos aprenden a volar,
no quieras ya tirar de la costura del recuerdo,
no vayas a quedarte, como el sol, a medio arder.
No hay nada tan urgente que no sea irremediable
caer en que no puedes pronunciarlo sin mentir.
Es la palabra el único tesoro que persiste:
el lápiz con que puedes dibujar cualquier color.
6 comentarios:
Gran verdad, el lápiz con que puedes dibujar cualquier color.
Felices fiestas, Al.
(y felices fiestas igualmente a Grifo y al resto de fijos-discontínuos :))
¡Qué hermosa confianza en las palabras! ¡Quién pudiera -tan baqueteado por el trato con ellas- compartirla! La canción es impecable, sin ninguna arruga, tersa y cálida. Hay un eco de Antonio Vega en el celofán de la voz, pero a mí me encanta Vega, sobre todo la canción que compuso sobre un soneto de Antonio Gala. ¡Virgen santa qué escalofrío me entró cuando hube de reconocer ante el alto tribunal de mí mismo que me había emocionado el tal soneto musicado! Dejo cosntancia, sin embargo, que siempre me ha gustado escuchar a Gala, pero jamás leerlo.
¡Buenas vacaciones, Alejandro! Y gracias por las grabaciones de los poetas. Yo tengo un pequeño disco de celuloide que regaló la revista Poesía en su número especial dedicado a JRJ en el que hay una grabación del moguereño recitando el cántico espiritual de San Juan de la Cruz..., ¿a que le doy envidia? Si es mucha, la envida...,se lo podría prestar vía correo sabiendo que tiene el mismo origen que el del poeta onubense..
Entro a estas horas tardías. Javi: Felices fiestas. Y felices días de todo el año. Juan Poz: esa grabación de JRJ ya me quita el sueño. Me encantaría encontrármela una mañana en este blog. ¿Sería posible?
Al: me encanta el punteo central de la canción. Yo le hago mi versión a los teclados. Pero..., qué va...! cada vez me gusta más en el original.
Saludos y felices fiestas a todo el mundo en general.
Grifo
Javi: felices fiestas y próspera cosecha. Ya somos todos adictos de sus entregas: me dormiré pensando en ese corazón verde, enraizado en el aire.
Juan Poz: tanta es la envidia que envido y pido número(y prometo subirlo aquí, sino entero una muestra, en cuanto sea posible). Déjeme un correo electrónico y fablamos los detalles. Debo decir que aunque la canción se cierra con una alabanza de la palabra, la precede un momento de cautela, quizá insuficiente (No hay nada tan urgente que no sea inevitable / caer en que no puedes pronunciarlo sin mentir). Totalmente culpable, en cambio, en la devoción por Antonio Vega, e incluso de ese soneto cantado en particular. En mi caso es más grave porque a Gala no le soporto en ningún formato, y sin embargo.
Grifo: un gran abrazo. Aquí puedo ser yo quien dé algo de envidia a mis lectores, pues confío en que bien pronto estaré escuchando la canción de dedos del maestro. ¡Albricias!
Si no, claro.
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