sábado, 23 de diciembre de 2006

Casa tomada


Canción danielera de principio a fin, composición, arreglos e interpretación; cabe un guiño al gran cronopio.

Pensar que bien o mal, esto tenía
tarde o temprano que ocurrir;
interpretarlo de mil formas,
de mil maneras diferentes.
Decir muchas palabras,
por si quedara aún algo que decir,
o decirte te quiero sencillamente.

Buscar explicaciones, navegar
entre dudas y fronteras,
apuntalar las horas con los
restos de la primavera,
luego tirar palante
con las pilas de otras ocasiones
porque lo que iba a ser la vida
ahora es una vida cualquiera.

Y en la casa tomada
donde ahora todo es igual que nada,
nadie te busca, nadie te nombra,
pero tú estás:
vives en los espejos,
en los armarios, los azulejos,
en las señales que ya no saben
qué señalar.

Ir hacia donde quieras, seguir las
carreteras, las corrientes,
las líneas convergentes,
convertirme en un señor que pasa;
y hay más de mil maneras
y hay mil trayectorias diferentes
pero ahora todos los caminos
me conducen a tu casa:

la casa de los gatos
donde supimos vivir a ratos,
donde las flores que no se cuidan
crecían mejor
porque bajo la tierra
tuneladoras en pie de guerra
iban cavando los laberintos
de nuestro amor.

Toblerones, memorias
de un colchón, salas de espera,
tu nombre en la escalera, mi nombre
tirado en los rincones.
Nos faltan vitaminas, pero
sobran las explicaciones:
perdida la grandeza, quedan
sólo las buenas maneras.

Y hay más altas que bajas,
hay corazones en las rebajas
y aún quedan plazas libres
en otro hotel;
pero los días se mueren,
si nos quisieron, ya no nos quieren,
porque las cosas que no se dicen
no riman bien.

Pensar que bien o mal, esto tenía...






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por ejemplo, en la letra de esta canción es muy difícil escoger un acierto entre otros. Te gusta uno; pero el verso siguiente es aún mejor.
El arreglo, además de característico de su autor, arrastra.
Saludos.

Grifo

Anónimo dijo...

El cronopio te lo agradecerá. Buen relato y bonita canción. Estás hecho un artista.