domingo, 10 de abril de 2011

Lady Aurora


Asocio la música modal a mi amigo Alfonso, que nunca acaba de irse. No sabría decir si él me descubrió esas viejas escalas medievales, los modos, si me enseñó a utilizarlos o simplemente me retó a intentarlo. El caso es que sigo ensayándolos. Entre los que más me gustan está el modo frigio, al que a veces se alude, simplificando mucho, como el modo flamenco. En realidad, no tiene por qué sonar flamenco, ni siquiera andaluz. Tocado de otra forma, tiene una sonoridad arcaica solemne, muy especial, que a mí me sugiere esa quiet desperation de la que hablaban Pink Floyd.

Huella de Pink Floyd (de Hey you, concretamente) hay bastante en esta canción, cosecha del 92, más o menos. Al orquestar ahora la versión instrumental me las he visto y deseado para establecer la medida: rebosa síncopas por todas partes, y calculo que aún faltarán (o fallarán) unas cuantas. Parte de la melodía (el solo que empieza en 1:37) no es mía: la improvisó otro amigo, Juan Carlos, a la guitarra eléctrica, y así se ha quedado en mi memoria. Espero encontrar en algún momento la grabación que hicimos entonces y poder subirla.

Es canción de personaje, como El príncipe de Beukelaer o Don Zana, aunque en este caso se trata de una criatura menos popular: una dama echada a perder que vive en un ático, jugando con sus muñecas. Por si la necesito, diré en mi defensa que era la época de Embrujada, de Tino Casal; y de Lady Halcón. Hubo quien entendió que se refería a la aurora personificada, pero (a falta de poder preguntárselo al Alejandro de entonces) no creo que llegue la cosa a tanto, aunque la letra juguetea con ese equívoco:

Rápida la mañana se ha caído en un balcón
y una falda destrozada que acaricia dulce el sol.
Ella es Lady Aurora, está tan sola esta vez,
sólo un poco de espuma a sus pies.

En busca de algún amante mira hacia su habitación
y una vieja muñeca le sonríe en un rincón.
Recuerdos de algún amigo que se fue sin avisar
y ella no va a ponerse a llorar.

Ella es Lady Aurora, está tan sola otra vez,
a veces parece que va a enloquecer.

Llaman a la puerta y Lady Aurora no va a abrir:
sabe que la suerte tardará mucho en venir.
Quizá sea la portera, hoy debe ser dos de abril.
Será mejor encerrarse, ella no sabe mentir...

Rápida la noche se ha caído en un balcón
y en su falda destrozada se ha ocultado muerto el sol.
Ella es Lady Aurora, está tan bella esta vez.
Y la soledad está a sus pies.





2 comentarios:

Ricardo dijo...

Había olvidado esta canción! La letra leída es como un mazazo, qué devastación.(O al menos lo es hoy para mí).

PS: Con el paréntesis antes del punto, claro :)

Al59 dijo...

Yo también la veo así, hoy especialmente (y también la he tenido olvidada mucho tiempo...). Lady Aurora es alguien que ha decidido dejar de pelearse con el mundo —pero le toca habérselas con sus emociones (y con la portera o casera, que acude a cobrar). No la van a dejar en paz, vaya. A pesar de todo, al final parece que el personaje se recobra, como asumiendo un arquetipo que le da fuerza (a la vez que la devora): 'y la soledad está a sus pies', como un perrito. O quizá es el que narrador se deslumbra, se enamora del personaje (esta tán bella esta vez) cuando pasa de verla por dentro, comprendiéndola, a verla por fuera, fascinado.