El Egipto islámico y el faraónico se parecen tan poco que, a los enamorados del segundo, el primero les parece inevitablemente un decorado, una pantalla que transpasar. Con todo, no hay camino al hipogeo que no pase por el zoco, con sus mercados de antigüedades y (acaso) sus cultos secretos, de estética (si no raigambre) ancestral.
El vídeo de Golden Brown, de los Stranglers, resume ese Egipto fachada y puerta secreta, algo indianajuanesco: hoteles asfixiantes, con cocodrilos en la bañera, y arqueólogos que buscan el corazón de las postales. Como si hubieran leído a Bachelard, la letra renuncia a nombrar dios alguno, pero hace sentir su presencia:
Barro dorado, fina hechicera,
marcha al oeste a través de los tiempos.
Desde tan lejos, viene a quedarse
un día sólo. (Nunca un mal gesto.)
marcha al oeste a través de los tiempos.
Desde tan lejos, viene a quedarse
un día sólo. (Nunca un mal gesto.)
1 comentario:
Todavía guardo el vinilo de esta canción.
Publicar un comentario