jueves, 20 de julio de 2006

Apples and Oranges




Amo el capitalismo. Al menos, me encantan los supermercados, esos espacios donde un genio parece haber salido de la lámpara y dispuesto en anaqueles todos los caprichos del hombre. Algo como la Biblioteca de Babel pero en especie.

Las canciones de supermercado son pocas, pero carismáticas. Un par de ellas inauguraron la Movida madrileña, con sus Quench y Mielitos y sus zapatos nuevos (¡son de ocasión!). Otra cierra el punk inglés, que se pierde (literalmente) en el híper y ya no sale nunca de la sección de ofertas. (Inútil la serie de jeremiadas: moda punk en Galerías; no bailes rock'n roll en el Corte Inglés / o acabarán / oliéndote los pies).

En el psycho-pop, Barrett tuvo poca competencia: sólo King Crimson supo ponerle también música a la comida de gatos y las latas de curry, poisoned especially for you! Su Lady Supermarket / with an apple in her basket evoca el último single de Barrett con Pink Floyd, Manzanas y naranjas — pero éste lo supera en frescura. Además, es la única canción de supermercados sin muertos, desaparecidos, ni mala conciencia. La consumidora de puro consumo contra la que bramaba García Calvo en su moderna danza de la Muerte, la clienta de las galerías / del supermercado, que por la escalera / mecánica en pos de la cosa cualquiera / bajabas al cielo, al limbo subías, alcanza aquí el reposo (o el ajetreo) del amor verdadero, en brazos de un Barrett que se suena conductor de carritos y camiones, como aquel hombre del gremio del motor con el que se escapaba la quinceña de She´s leaving home.

Para ser perfecto, un verdadero Edén, al supermercado sólo le falta ser gratuito (e incluir en su surtido de setas las psicótropas). Un amigo hippy lo soñaba así: un bosque por el que caminas y todo lo que encuentras es comestible, consumible. El gran árbol le da su fruto / al que el nombre del fruto diga. Barrett visitó el lugar, conducido por Virgilio Sandoz, y supo leer entre líneas. El single fue un fracaso, pero es de una modernidad espeluznante. Gloria eterna a los Quench y a los Mielitos.



5 comentarios:

El Sablista Escapista dijo...

Al, por mi provecta edad, tuve ocasión de conocer a Pink Floyd según iban saliendo sus discos. Le aseguro que nunca oí esta extraña canción cuyo video me parece un hallazgo. Por cierto que no quise decir que el LSD conduzca a la locura, sino mas bien que muchas esquizofrenias son desencadenadas por la ingesta de drogas. Hoy se ven casos con los éxtasis y similares. El caso de Barrett parece una esquizo larvada que dio la cara por el LSD.

Al59 dijo...

Vaya, en este momento YouTube se está echando la siesta y no se puede ver ningún vídeo. Esperemos que el servidor levante cabeza en unas horillas.

Anónimo dijo...

Marqués, le debo una disculpa, pero créame que se debió a una mala interpretación y a una pésima expresión. 2 en 1, combinación letal.

Al, me agrada ver que le gusten los centros comerciales y caer en la cuenta de cuántas tonadillas se le han dedicado. Eso quizá alivie la tremenda congoja que me producen.

El Sablista Escapista dijo...

¡Queremos mas!

El Sablista Escapista dijo...

No había visto el nuevo video donde Syd está pero no aparece Joer, que joya.