lunes, 6 de noviembre de 2006

Más allá del espejo


Como otras modas, el raga-rock entra en la danza de los no-muertos a finales de los sesenta. Digamos que el sitar, la tabla y demás indierías siguen en el menú pop, pero sólo en la versión extendida. Ni los guitarreros ni los adictos al sintetizador las echan de menos, lo que no impide que hasta Metallica o Green Day puedan de vez en cuando sacarlas del arcón sin especial discernimiento, como cortinilla o efecto especial. Con más conocimiento de causa, los sesentoides Oasis o Kula Shaker cumplen con su karma en pastiches bastante cool. En realidad, las canciones memorables con sitar se vuelven más y más raras. No sé si ésta (de un dylanista que, salvo aquí, me parece soporífero) es una de ellas —el vídeo, en todo caso, no tiene desperdicio.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Je, je. No falla. Aún no me eché a la cara un dylanómano de hueso colorao que tragase al pelopaja. Fíjate que lo tuyo me choca un poco más: habría supuesto que la conexión Harrison vía Wilburys te ablandaría un poco. Veo que ni por ésas.

Esta canción me parece infumable. Pero en su día me hicieron cosquillas el 'Damn the Torpedoes', y el siguiente, de título olvidado.

Arduo apostolado, en cualquier caso. El de los dylanistas, digo.

Al59 dijo...

Decía precisamente Dylan que cuando uno se pone a ver la MTV por primera vez las canciones parecen fascinantes, pero que no tardas mucho en darte cuenta de que sin las imágenes la mayoría resultan insoportables. La de Petty, tan ochentil ella, no es gran cosa, pero con el vídeo da el pego. Lynne y Petty son los dos eslabones débiles de la cadena Wilbury: el uno pasteuriza el sonido y el otro aporta humo.