jueves, 29 de julio de 2010
Cocinando los restos del día
Sigo con los sueños. Es curioso que el interés por ellos pase por escapismo o repostería del alma. En realidad, los sueños son a menudo indigestos, agridulces si no agrios del todo; y puede que en su origen mismo haya una cierta indigestión psíquica. Sea cual sea el sentido del sueño, su mecánica pasa por una combinación de los contenidos inmediatos de la conciencia (lo que Freud llamaba 'los restos del día'), reutilizados de tal manera que se cargan de un valor añadido, al conectar con experiencias y preocupaciones más profundas.
Cualquiera que sea la estética imperante en el día, el guionista del sueño es simbolista: recuerda a ese bricoleur del que hablaba Lévi-Strauss, que monta su obra con los descartes que tiene a mano. Hay quien se queda, precisamente, en ese carácter caótico de los materiales del sueño, comparando el espectáculo onírico con la lectura de los sectores teóricamente vacíos de un disco duro, donde se acumulan en realidad todo tipo de datos, residuos de documentos y otros archivos superpuestos sin orden ni concierto. Lo asombroso, precisamente, es que de esas mimbres puedan salir estos cestos: lejos de proceder al tuntún, el sueño asocia por analogía, contraste y contigüidad con una sutileza que ya quisiera para sí el artista consciente de qué hace y para qué.
Con todo, incluso dentro de los desechos o descartes (en este caso, de los recuerdos anecdóticos de días anteriores), los hay que dan más juego que otros. Y puede que ese dar juego consista en realidad en dar guerra: que tendamos a darle más vueltas a aquello que nos hiere, directa o indirectamente, y no se deja neutralizar o digerir, poner en un contexto satisfactorio, sino después de arduos esfuerzos.
Se dirá que esto casa mal con la función que Freud daba a los sueños. Y es así: no porque falten sueños reparadores e incluso orgásmicos que cumplan de manera más o menos abierta nuestros deseos, sino porque, a la hora de generalizar, es necesario considerar también los que van por otro lado. La imaginación onírica funciona con nuestros anhelos y temores, desde luego, pero lo hace de una manera variable: a menudo, compulsiva, metiendo el dedo en la llaga de una manera que, si nos complace, es sólo al modo de la lengua que toca la muela infectada, huyendo del latigazo pero volviendo al rato a por más, o el niño que se arranca la costra para ver qué corre debajo. Jung acierta más cuando asigna al sueño una función compensatoria: de ahí que el infortunado reciba consuelo, pero el ego diurno más o menos triunfante o autosatisfecho se lleve con frecuencia unos palos de cuidado. Y aun esto simplifica: a veces, como en el sueño que les contaba el otro día, la constatación de que uno ha perdido algo esencial se presenta de manera paradójica, y acaba pesando más la presencia en el sueño de Ella que la trama que nos la niega.
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7 comentarios:
En India, donde hay psiquiatría desde hace bastantes años por cierto, hay una práctica fundamentalmente higiénica (de tantas como tienen) llamada "mudra" o sueño profundo que yo practico de cuando en vez. Hay relajación, los llamados "recorridos corporales" y las llamadas "visualizaciones" además de un samkalpa o "resolución" que acompaña a esa experiencia con la conciencia.
Yo apenas recuerdo algún sueño pero sé que los "problemas" de los sueños hay que "solucionarlos" en los sueños.
Perdón por tanta comillas.
Un beso.
Tantas comillas o tanta comilla, jolín.
Yo creo que soy verdaderamente el que sueña. En la vigilia puede que me engañe a mí mismo (en realidad estoy seguro de ello), a ese yo que es el reflejo de los otros que me ven y de mí mismo que me veo, y me engaño tanto conscientemente como de forma inconsciente. Pero soñando no. Soñando solo soy el que soy verdaderamente.
Por eso voy más lejos que Aaoiue al decir que los problemas que en la vida real atañen a nuestro verdadero yo (a veces sin saberlo) es en el sueño donde se nos revelan, en lenguaje simbólico. Si dominamos este lenguaje simbólico (tal como hacen los niños) podemos solucionar esos conflictos también en estado de vigilia, ya que ese yo verdadero del que hablo sólo entiende el leguaje simbólico. El otro lenguaje es esa construcción social en la que nos representamos como espejismos, y por tanto es en sí mismo origen de problemas psíquicos.
Intentad (es dífícil, claro) aplicar acciones de esa lógica tan intuitiva y cargada de símbolos en vuestras vidas vigilantes a la hora de enfrentar un pequeño problema y veréis cómo probablemente éste se desvanecerá (más que "solucionarse") como por encanto.
El mudra yoga no trabaja al nivel al que usted habla, Sr. Urzass, y es muy facilito y lo puede hacer cualquiera.
Y en mi comentario no hablo de lo que yo pienso sino de lo que el Ayurveda desde hace más de 3000 años ha trasmitido, por lo tanto lo que yo diga no importa demasiado y perdone que le diga que dudo que usted haya ido más lejos que el Ayurveda.
Los "problemas" que se expresan simbólicamente es más sencillo encararlos simbólicamente. En mi modesta opinión las diferentes escuelas de psiquiatría y de psicología, al menos tal y como yo las conozco, hablan demasiado y a veces incluso potencian las dualidades (como esa de que uno es el que sueña y no el vigil). Uno es todo ello. En fin tampoco quiero convencer a nadie.
Despiste total, Al. Donde dije "mudra" digo nidra.
Aaouie, no estamos diciendo cosas tan diferentes, simplemente apunté a otro lugar sin negar el suyo. Y no hablo de escuelas al respecto. Resulta mucho más complicado tener sueños lúcidos en los que poder interactuar con esos problemillas simbólicos que actuar simbólicamente sobre la realidad.
Saludos,
A.U.
Bueno, también podríamos preguntarnos si existe una cierta sustancia hermana entre el estado de vigilia y de sueño que es lo que utiliza también la psicología budista y algunas corrientes de la psicología moderna. La lectura de los sueños, su escritura, su simbología, su transformación, es algo que también se puede practicar en vigilia para el estado de vigilia. Complicado de explicar, más fácil de aplicar. Luego podríamos entrar en terrenos más pantanosos como la regresión, la hipnosis y los viajes astrales y desmontan antiguas teorías occidentales pero otras no.
Normalemente, cuando recordamos un sueño, lleva en sí un mensaje, algo importante que debemos de recordar.
Que nos puede ser de mucha ayuda y guía en nuestra vida de nuestro sueño principal.
Pues ya lo dijo Calderón. "pues los sueños, sueños son" o ¿Quizá no?
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