Regalo del maestro Agustín, sobre tres versos de Antonio Machado
Que ya no puedo más tal vez me digo,
cansado de esta guerra que en mi pecho
muevo contra mí mismo, y doy por hecho
que soy yo el que no puedo y yo el que sigo.
Pero ése no soy yo, y con mi enemigo
vivir no quiero bajo el mismo techo,
cielo falso, que él pinta (me sospecho)
para que aquí yo muera al par consigo.
No: que alguien me arranque esta corona
que me pusieron cuando aún crecía
y ya contra las sienes se me encona,
o que yo pueda asesinar un día
en mi alma, al despertar, esa persona
que me hizo el mundo mientras yo dormía.
cansado de esta guerra que en mi pecho
muevo contra mí mismo, y doy por hecho
que soy yo el que no puedo y yo el que sigo.
Pero ése no soy yo, y con mi enemigo
vivir no quiero bajo el mismo techo,
cielo falso, que él pinta (me sospecho)
para que aquí yo muera al par consigo.
No: que alguien me arranque esta corona
que me pusieron cuando aún crecía
y ya contra las sienes se me encona,
o que yo pueda asesinar un día
en mi alma, al despertar, esa persona
que me hizo el mundo mientras yo dormía.
6 comentarios:
Echando leña al fuego...
Sombra
Más leña...
Doppelgänger
El asunto bien merece una entradita, eh?
Vaya. Menudo chasco... Es usted también tan ubicuo como el Otro...
Pensaba yo que... (o a lo mejor).
Amigo Al, apenas da usted tiempo a considerar su juguetón decapén y con modestia nos lo tapa con este soneto que desconocía, aunque sí recuerdo haber leído en alguna parte el terceto final de Machado.
Siempre me resulta seductora esta técnica, la del poeta que se desdobla, que está en ese terceto de Machado y que Agustín la lleva tan lejos como Gil de Biedma en su célebre poema contra sí mismo... "a duras penas te llevaré a la cama, como quien va al infierno para dormir contigo".
¡Ay, el trecho que hay entre el denso e impagable (me sospecho) y el implacable "me sospecho de que" con que el vulgo aléxico nos taladra!
Por sacar algo parecido a una pega: la parte agustina del invento (todo menos el terceto final) se me hace muy unamuniana: fibrosa y grave, frente a la ligereza alada de los versos de Machado.
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