Poema largo largo de los años 20 (los míos). Tan irrecuperable como un disco de cinco y cuarto, pero viene a cuento. Apenas el final:
...Te vi la última vez, te adivinaba,
azafata de tus amores
aceptados en última instancia,
y me caíste simpática,
te invité a verte otro día
sin sabernos los teléfonos,
quizá cuando fuéramos viejos,
y tú me sonreíste:
lo éramos ya; nuestras lenguas
eran ahora dialectos incompatibles,
hablamos un rato y probamos
las señas,
las banderas,
distintas posiciones y te vi
despegar hacia el cero de los años
para hacerte mayor y más amarga
y ocupar sin embargo el mismo espacio
tejido en sombra y sangre
de tu falda,
en miel y en vino abierto
de tu falda,
de zarzas y de moras
de tu falda.
azafata de tus amores
aceptados en última instancia,
y me caíste simpática,
te invité a verte otro día
sin sabernos los teléfonos,
quizá cuando fuéramos viejos,
y tú me sonreíste:
lo éramos ya; nuestras lenguas
eran ahora dialectos incompatibles,
hablamos un rato y probamos
las señas,
las banderas,
distintas posiciones y te vi
despegar hacia el cero de los años
para hacerte mayor y más amarga
y ocupar sin embargo el mismo espacio
tejido en sombra y sangre
de tu falda,
en miel y en vino abierto
de tu falda,
de zarzas y de moras
de tu falda.
2 comentarios:
Al: No tan irrecuperable como los de a-los-que-se-nos-ha-pasado el tiempo de moras y andamos con castañas, membrillos y granadas. Un saludo.
*...lo éramos ya; nuestras lenguas
eran ahora dialectos incompatibles,
hablamos un rato y probamos
las señas,
las banderas,
distintas posiciones y te vi
despegar hacia el cero de los años ...*
Encuentro en estos versos el punto de inflexión desde las posiciones aún juveniles (?) a la demostración de talento (o conocimiento, o depuración, o un mayor nivel de esfuerzo, etc..., como se digan esas cosas). Dichosa edad. Y excelente conclusión.
saludos.
Grifo
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