Contento, pero todavía exhausto, recupero esta canción de Daniel, que no sonó ayer pero (guitarra eléctrica mediante) bien podría.
Todo será distinto cuando el recuerdo
nos convierta en figuras de porcelana.
Cogeremos los trenes que ahora perdemos,
cambiaremos los mares por ensenadas.
Todo será distinto, quizás más viejo.
Quizás de nuestro mundo no quede nada.
Seremos el reflejo de otros reflejos,
el rumor de las casas abandonadas.
Juntaremos las tardes en un collar,
cerraremos los ojos para volar.
Dormirán las sonrisas bajo el carmín,
regaremos las flores de otro jardín.
Dejaremos que el tiempo nos haga un nido,
nos dejaremos ir
a ese lugar perdido,
un trocito de abril
al final del camino,
algo que recordar,
un adiós que se funde en el paladar.
Pequeños laberintos en mi maleta,
cosas pequeñas que a nadie contaría;
flores en el invierno de mis macetas,
versos de aquellos muertos que hacían poesía.
Seremos llaves que perdieron sus puertas,
seremos versos en lenguas olvidadas;
seremos mapa-mundis de otros planetas,
islas que no aparecen en ningún mapa.
Volar entre los dedos la juventud,
seremos las cigüeñas volando al sur,
veremos las cometas que caen al mar,
los amores que mueren sin empezar.
Dejaremos que el tiempo nos haga un nido,
nos dejaremos ir
a ese lugar perdido,
un trocito de abril
al final del camino,
algo que recordar,
un adiós que se funde en el paladar.
Nos pagarán con oro por nuestras penas,
aprenderemos a interpretar canciones,
apagaremos todo lo que nos quema,
seremos la merienda de los gorriones.
Ciento Volando -La merienda de los gorriones
nos convierta en figuras de porcelana.
Cogeremos los trenes que ahora perdemos,
cambiaremos los mares por ensenadas.
Todo será distinto, quizás más viejo.
Quizás de nuestro mundo no quede nada.
Seremos el reflejo de otros reflejos,
el rumor de las casas abandonadas.
Juntaremos las tardes en un collar,
cerraremos los ojos para volar.
Dormirán las sonrisas bajo el carmín,
regaremos las flores de otro jardín.
Dejaremos que el tiempo nos haga un nido,
nos dejaremos ir
a ese lugar perdido,
un trocito de abril
al final del camino,
algo que recordar,
un adiós que se funde en el paladar.
Pequeños laberintos en mi maleta,
cosas pequeñas que a nadie contaría;
flores en el invierno de mis macetas,
versos de aquellos muertos que hacían poesía.
Seremos llaves que perdieron sus puertas,
seremos versos en lenguas olvidadas;
seremos mapa-mundis de otros planetas,
islas que no aparecen en ningún mapa.
Volar entre los dedos la juventud,
seremos las cigüeñas volando al sur,
veremos las cometas que caen al mar,
los amores que mueren sin empezar.
Dejaremos que el tiempo nos haga un nido,
nos dejaremos ir
a ese lugar perdido,
un trocito de abril
al final del camino,
algo que recordar,
un adiós que se funde en el paladar.
Nos pagarán con oro por nuestras penas,
aprenderemos a interpretar canciones,
apagaremos todo lo que nos quema,
seremos la merienda de los gorriones.
Ciento Volando -
2 comentarios:
El concierto de ayer fue un regalo para todos. Creo que la frase que más se repitió fue "cuánto tiempo", abrazos y besos mediantes... Y es verdad, cuánto tiempo. Cuando Dani cantaba, ya por los bises, aquello de "Ya tienes 22, empieza a aterrizar" se nos dibujó a todos una sonrisa de "si, ya, 22..."
Besos
Pues menos mal que no cantamos aquello de El Príncipe de Bekelaer: Nadie sabe cuántos años tiene, / alguno más que 19....
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