jueves, 29 de marzo de 2007

Dobles II: El mar de la muerte




Hay un mar donde los barcos crecen como el cuerpo viviente de un marino.
(E. A. Poe, Manuscrito hallado en una botella)

*

Moguer,
20 de enero


A UNA MUJER
QUE MURIÓ, NIÑA, EN MI INFANCIA

Cementerio de Moguer

Veinte años tienes en la muerte.
Eres ya una mujer —¡qué hermosa eres!—
Veinte años. Te pareces a esta aurora
bella y fría —¡qué pura!—, tierra y gloria!

(JRJ, Diario de un poeta reciencasado)

*

Focus II: Un mar de música añeja




1 comentario:

Anónimo dijo...

Veinte años tienes en la muerte.
Eres ya una mujer —¡qué hermosa eres!—
Veinte años. Te pareces a esta aurora
bella y fría —¡qué pura!—, tierra y gloria!

Probablemente fue JRJ quien dio comienzo a estas métricas irregulares, fluctuantes e imprecisas; y destinadas a un futuro perdurable. Qué engañosa es su aparente facilidad. En realidad, se trata de las mismas disonancias de la música impresionista de la época.
Excelente disertación sobre el fantasma, a la que no he tenido tiempo de entrar; y a la que nada podría añadir sino un SÍ (de esos que ahogan la polémica, el discurso, etc..., y conducen hasta el aburrimiento).
El guitarrista McKee me ha deslumbrado. Lo que más me gusta de su interpretación (además de la sonoridad: ¿suena una simple guitarra?) son los gestos superfluos de las manos gomosas. Sin ellos, perdería el ritmo. Y, sin su constitución gruesa y redonda, tampoco podría ni expresarse con tales gestos, ni marcar tal ritmo, ni hacer sonar la guitarra con esa fuerza. Estaba acostumbrado a los guitarristas delgados, de fino punteo. Acabo de salir de mi error. Toca mejor McKee. Guitarristas del mundo: ¡Comed!
Saludos.

Grifo