Escribe Simone Weil en alguna parte que el mal literario es vivaz y sorprendente, mientras que el verdadero es mortecino y aburre. Imagino que lo mismo se podría decir de los villanos —aunque algunos trabajan duramente por hacer literaria su vida.
Antes de que Osama bin Laden le disputara el puesto, Charles Manson era el Rey indiscutible del Mal en los Hermanos Unidos (como los llama Nostradamus). A la infancia desgraciada (su madre lo cambió por una cerveza, asegura la leyenda) le sigue un periplo por el inframundo carcelario, durante el cual aprende a maltratar la guitarra y se empapa del folklore norteamericano más aceitoso y preocupante. Pasajeramente libre, en 1967 se convierte en gurú de una comuna californiana, la Familia, y sus canciones folkies consiguen llamar la atención de Dennis Wilson (uno de los nenes de la playa), Neil Young y otros.
Lo que sigue es confuso y bastante gore: ofuscado por su falta de éxito como artista, alucinado por presuntas revelaciones contenidas en el Album Blanco de los Beatles y arrastrado quizá por el entusiasmo de sus acólitas, Manson orquesta varios asesinatos durante 1969, entre ellos el de Sharon Tate, la esposa de Roman Polanski. Calculador, no participa en las carnicerías, pero como líder de la tribu la sangre le salpica y acaba otra vez en el trullo.
Durante el juicio, consciente de haberse convertido por fin en una celebridad, Manson realiza varios numeritos circenses. Algunos añitos antes que los punks, se presenta con una cruz gamada esculpida a cuchillo en la frente, un gesto que los de la tribu imitan inmediatamente, aclarando: "me he vacunado contra este mundo". En otro momento, se rapa la cabeza, como si quisiera apartarse de modo visible del estereotipo melenudo jipi que (junto al asesinato cometido en Altamont) tanto ayudó a envenenar.
Mientras utiliza a los medios con su show, los medios le utilizan a él para vender periódicos y un disco grabado en 1968 que ve la luz en mitad del juicio, Lie: The Love & Terror Cult. El disco servirá primero para financiar su defensa y acabará produciendo dividendos a los familiares de las personas asesinadas por las Ménades de Charlie.
Manson sigue en prisión, condenado a cadena perpetua y persuadido de que, así cumpla los de Matusalén, no volverá a ver la calle. Como provocador, sigue en buena forma:
'Los ojos del soñador' es una de las canciones de Lie, la mejor, a mi juicio. Todo es un espectáculo, viene a decir —y tú, el espectador, condenado a aportar algún sentido al torrente de imágenes.
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