miércoles, 4 de octubre de 2006

De las cosas que se olvidan (segundo acercamiento)


Luis Alberto de Cuenca sobre JRJ, que bien merece un baile (y nos da otra pista sobre esas primerizas Nubes sobre Moguer). Pero no: yo vengo en realidad a apartarme por una noche de la saga cuya oportunidad me sugirió, con su generosidad y buen ojo característicos, el señor Verle e infligirles otra de esas canciones desesperadamente privadas que son las que realmente me gustan (y que, para frustración de ambos, Grifo no logra oír en su ordenador: ¡que un equipo de Geos pinkfloydianos lo remedie de inmediato!). La escribió Daniel a mediados de los 90 (creo) y yo le volqué encima el contenido de un falso piano forte. Me la han traído a la memoria esas canciones minimalistas y oscuras, de regusto acético, que cuelga estos días el Marqués en el Zulo. Ésta es más dulce (Ciento Volando y nos somos así, señora: golosinas envenenadas), pero la neblina, entre febril y angustiosa, está ahí. Va por usté: voz, guitarra, piano —y el lloro inimitable que aporta la cassette decenaria.

Y salíamos cada tarde
agarrados del olvido,
tan tirados como siempre,
con el corazón partido;
a buscarnos entre dientes
con los labios aburridos,
con los besos como parches,
con los versos siempre a tiro.

Y salíamos cada tarde
a dormir en cualquier lado,
a aprender a suicidarse,
a comernos un helado.
Yo me sigo haciendo nudos
cada vez que me apetece;
nos tumbábamos desnudos
a sentir que el sol escuece.

Y salíamos cada tarde
a encontrarnos donde siempre
con un corazón de niño
y un condón entre los dientes;
a escaparnos de tu casa,
a perdernos sin remedio,
a llorar entre los coches
mientras nos conceden premios.

Yo me sigo haciendo viejo,
ya tus versos no me duelen,
cada vez estoy más lejos,
los bolígrafos se mueren.
Cada verso es una herida,
cada cuento es un reflejo
de las cosas que se olvidan.
Cada vez estoy más lejos.



2 comentarios:

El Sablista Escapista dijo...

Esta canción es en realidad un rap surrealista. La suma repetitiva de compases mas el desgranado de versos, nos dispone para un trance al que solo habría que complementar con un psicaléptico. Estamos en la "vía del vino".

Anónimo dijo...

De acuerdo, Sr Marqués: la melodía de la canción es un recitativo, con muy pocas inflexiones, y muy repetitiva. Su mensaje es el texto, sus metáforas, los bolígrafos se mueren, etc... Magnífico el trabajo de Al con el piano. Se queda con toda la canción. Sus melodías modales, sus escalas, su capacidad de variación, etc..., excelentes.
Sí, Al: los Dioses te oyeron. Llegaron esos Geos Pinkfloydianos. Apreté el botón. Y sonó. No sé por qué no sonaba antes. Y mucho menos por qué suena ahora. Ellos no me lo han explicado. Oí algo de lo ya puesto. Pero tengo muchísimo por oír (la voz de Ana no es la más indicada para melodías tan difíciles a veces; ya es meritorio su valor al cantarlas; Ciento Volando tiene su voz propia).
Me llamó la atención el texto de Luis Alberto de C. Hablando del poema de JRJ *¡Qué tranquilidad violeta!* dice: ...*piezas tan famosas como, por ejemplo, este modelo de sinestesia en todos los manuales de retórica.* ¿De retórica...? ¿No será de poética...? ¿¿Sinestesia?? La sinestesia es, ante todo, la percepción de una tonalidad luminosa, clara-oscura, en la mayor-menor apertura de las vocales. (ej: la 'u' de 'oscuro' se puede percibir, según contextos, como oscura). La sinestesia no percibe 'colores' (no hay vocales azules, violetas, rojas), sino 'tonalidades' (la atribución de un color es posterior, cultural, visionaria, etc..., como en Rimbaud). En la poesía sólo cuenta el factor natural de apertura vocálica. En el poema no hay vocales rojas sino claras y oscuras. Entiendo así la sinestesia (y creo que él también). Luis Alberto quiso decir 'cromatismo'. Por el contexto (y JRJ pinta en sus poemas), los términos que denotan color pueden adquirir brillo, luz propia: el término 'amarillo' puede resultar visiblemente 'amarillo', etc... (ej: 'el débil trino amarillo / del canario', Lorca). Debátase.
También, en pag. 5, dice del verso: *de la fuente, del pájaro, de la luz, de las rosas... * : *evoca procedimientos del teatro de Calderón, que jugaba también con este tipo de secuenciación y de encabalgamiento de las palabras.* No sabía que JRJ haya leído a Calderón (o a Quevedo...)sin padecer una urticaria. El procedimiento no es 'de Calderón'; es de toda la poesía renacentista. Yo lo conozco, comentado por Dámaso Alonso, en Lope de Vega. Y por ahí le pudo llegar a JRJ. Pero no se llama 'encabalgamiento' (¡), o sea: la separación que la versificación impone a términos sintácticamente dependientes (ej. de JRJ: ...*que el otoño envolvía en la amarilla/dulzura de su claro sol poniente...*). Se llamaría, mejor, 'secuenciación'; o más sencillo, 'enumeración'.
Ay, Luis Alberto, que tanto cargo público y tanto premio como mereces y te dan, tienen su contraparte de prisas y confusiones.
Saludos

Grifo