Será por la educación católica (los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne) o por aquello de
Retorno a Brideshead (
Sebastian y yo contra el mundo). El caso es que el mundo y yo no nos llevamos demasiado bien. Cuando no tengo tiempo para atender el blog, por ejemplo, ocupado en medicinas ultrapreventivas o actas hiperferolíticas, apunto mentalmente
Mundo 1, Alejandro 0. Imagino que lo extraño (ni yo me lo explico) es que durante tanto tiempo haya podido mantener una entrada diaria aquí, esa pequeña victoria o al menos empate con que pongo a salvo un rato minuciosamente improductivo y asocial (es decir, capaz, manque sea remotamente, de producir de verdad algo útil y ponerme en sintonía con algún socio con quien no me una otro interés que el inexplicable que tienen según qué cosas).
Hoy, en fin, pongo esta pica tardía en Flandes, sin imagen, un poco a modo de protesta contra la inercia, la entropía y demás señoras dudosas. Al final saldrán ganando (moriremos; todos), pero que no se den prisa ni canten victoria. Como decía aquel haiku de Shiki
¿Venís a picotearme los ojos
aún vivo,
revuelo de moscas?
3 comentarios:
Comparto contigo esa sensación de haber desaprovechado un día si no llego a comunicarme con algún amigo allende el universo que me transmite su humor, sus comentarios, su sintonía.
Gran razón llevas. El día a día, con esa inercia a la que te refieres alimentada a diario por nuestras "obligaciones", hace difícil el culto a uno mismo.Me encanta sentirme "inmaduro" y no renunciar a seguir alimentando numerosos placeres y aficiones afortunadamente "improductivas".
Esa lucha requiere un esfuerzo, pero tiene su recompensa...
Un saludo y suerte en tu lucha diaria.
No nos rendimos, no. En el barco ebrio de Rimbaud (al de Chanquete, que le den) seguiremos partiendo a horas intempestivas, con ideas de bombero y moral de buzo. La compañía bien lo merece.
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