sábado, 17 de julio de 2010

Novísimo Algazife: Advertencia previa

Rafael Llopis, ca. 1980

Se interesa Guely de Suecia, y no me extraña, por este librito de Rafael Llopis, del que hablé en una entrada anterior. Como no es fácil de hallar por esos mundos, en esta entrada y la de mañana les traigo como regalo las primeras páginas: la advertencia preliminar y el primer capítulo, «Entrada a la necrópolis», del primer apartado (Galería lúgubre). (Por supuesto, si al autor o al editor del libro no les agrada que se divulgen aquí estas páginas, sólo tienen que decirlo: ellos mandan.)

*

ADVERTENCIA PREVIA

Ante todo, que el Invisible os conceda sus bendiciones, que el Señor de la Noche os dé su luz, que el Señor de la Resurrección os guíe por los intrincados caminos de Occidente, que el Señor del Alba os ayude a atravesar la última tormenta y no sufra daño la palabra que vibra, todavía no pronunciada, en vuestra garganta. Habéis de saber que este libro se basa en textos necronómicos auténticos, dados a la publicidad en España (concretamente entre enero de 1973 y diciembre de 1976) por cierto boletín de información científica que, bajo la advocación del dios Thot, se distribuye sólo entre determinados profesionales. A través de sus capítulos se puede adivinar una terrible novela no escrita: una especie de danza macabra como las que tanto abundaron cuando el milenio anterior. Sus protagonistas son algunos de los principales arquetipos que configuran hoy en día el panorama de nuestro inconsciente colectivo. Por razones obvias, el libro está escrito en broma. Pero en realidad es un texto mágico que opera como un hechizo suelto por el mundo desde el momento de su publicación. Al que sabe leerlo bien le confiere cierto conocimiento de las cosas ocultas. Hombre, tampoco es que confiera demasiado, porque es un librito elemental. Pero digo que acaso contenga la palabra que despierta a la mano que coge la llave que abre la puerta. De cualquier modo, ojalá lo terminéis con bien, vosotros que me leéis no sé dónde ni cuándo.

Abril 1980

(Rafael Llopis Paret, El Novísimo Algazife o Libro de las Postrimerías,
Madrid: Hiperión, 1980, p. 7.)


3 comentarios:

Joselu dijo...

Es refrescante la figura de este psiquiatra, traductor y ensayista y su dedicación a la literatura fantástica tan ajena a las corrientes dominantes de nuestra narrativa hispana dominada por el realismo. Comencé a interesarme en Lovecraft después de leer hacia 1977 el relato que me cautivó El que acecha en el umbral. Lo leí sobrecogido en una tarde solitaria. Creo recordar que aquella edición estaba prologada por Rafael Llopis. Sólo por haber traído a H.P. Lovecraft a nuestra atmósfera, tan ajena por aquel entonces a los relatos de ultratumba y visionarios, bien merece un cálido homenaje.

Al59 dijo...

Docto y singular varón, desde luego. En la Red se puede encontrar su Cartilla del alcohólico, un documento muy práctico en el que se aprecia, al mismo tiempo, el sentido del humor, y aun de la vida en general, del autor. No me resisto a copiar un fragmento:

«El alcoholismo no es una cuestión moral. El alcohólico no es un canalla ni un mal hombre. El alcohólico es un enfermo. El alcoholismo es una enfermedad.
Se me dirá que el alcohólico no trabaja, que pega a su mujer, que se vuelve brutal y egoísta, que se destroza a si mismo y a los suyos, y que quien hace eso es porque es un sinvergüenza. Pero las cosas no son tan sencillas. Todo eso que hace el alcohólico (y más) no lo hace él libremente. Todo eso es consecuencia del alcoholismo. Muchas personas que padecen otras enfermedades también se vuelven brutales y dejan de trabajar y destrozan su vida. Pero comprendemos que son enfermos y que no actúan libremente. ¿Acaso diríamos que un tuberculoso es un sinvergüenza? A ver que les parece estas frases, puestas en la boca de la esposa de un tuberculoso:

- Mire usted, doctor, esto ya no hay quien lo aguante. Ya ni trabaja, se pasa el día en la cama, estamos en la miseria. En cuanto lo dejo sólo se me pone a escupir sangre el muy sinvergüenza. ¡Y a pesar de que sabe que me hace sufrir, no para de toser!

Les parecen absurdas, ¿verdad? Está clarísimo que el tuberculoso es un enfermo y no tiene la culpa de toser. ¿Qué más quisiera él que poder no toser?»

Guely of Sweden dijo...

Este libro está tan o mejor de lo que pensaba. Muchas gracias por compartirlo. Me parece muy interesante y hasta algo misterioso el destino literario de Llopis. Y parece que, tal como comenta Al59, el doctor Llopis es un hombre de multiples talentos.