martes, 6 de junio de 2006

Con la luz roja encendida sólo admite el rostro exacto



El cansancio es el fin. Todas las puertas se tornan lejanas. El mundo se ha vuelto tan viejo que ya no cabemos en él. Mañana será otro día (y el mismo) —pero vendremos del extranjero y la piel se nos hará fresca. La pócima existe. Mientras la luz abandona el lugar, juega a llamarla como prefieras.

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