(Esos libros color caramelo de menta ultrafuerte...)
Unos lo llamaron
Imperturbancia,
otros el Placer;
la Virtud aquéllos,
éstos la Verdad;
para algunos sólo
el Bien se llamaba;
unos en el oro
lo ponen, otros
en el cielo; acaso
la tabernera
lo vistió del nombre
y los calzoncillos
de un marinero
que quedó al pasar;
y el anacoreta
por ahorrar saliva,
le dice a secas
Dios; o suspirando
también algunos
Vida lo llaman,
y otros, con los ojos
endurecidos,
Muerte; en las revistas
de colorines
es Felicidad,
en la negra prensa
Paz o Progreso
u Orden o Justicia,
si cuadra; a otros
les oí mentar
con sus cinco sílabas
la Revolución,
y hasta los más pobres
gritan al menos
Libertad. Pero ea,
vosotros, pobres
de la tierra, nunca
creáis en nada:
una cosa es cierta,
que no se sabe
cómo se llama,
ni aun siquiera acaso
si tiene nombre:
nombre son los otros
los que lo tienen,
este carnicero
y aquel ministro
y esa bandera
y esa lavadora
y el automóvil
ese y esas cárceles.
Todos ésos,
sí, sabed quién son,
para con su propio
nombre matarlos;
pero lo que amas,
jamás su nombre
sepas: el amor
por amor es mudo;
la declaración
de tu amor es sólo
el no de tu odio.
(Agustín García Calvo)
Imperturbancia,
otros el Placer;
la Virtud aquéllos,
éstos la Verdad;
para algunos sólo
el Bien se llamaba;
unos en el oro
lo ponen, otros
en el cielo; acaso
la tabernera
lo vistió del nombre
y los calzoncillos
de un marinero
que quedó al pasar;
y el anacoreta
por ahorrar saliva,
le dice a secas
Dios; o suspirando
también algunos
Vida lo llaman,
y otros, con los ojos
endurecidos,
Muerte; en las revistas
de colorines
es Felicidad,
en la negra prensa
Paz o Progreso
u Orden o Justicia,
si cuadra; a otros
les oí mentar
con sus cinco sílabas
la Revolución,
y hasta los más pobres
gritan al menos
Libertad. Pero ea,
vosotros, pobres
de la tierra, nunca
creáis en nada:
una cosa es cierta,
que no se sabe
cómo se llama,
ni aun siquiera acaso
si tiene nombre:
nombre son los otros
los que lo tienen,
este carnicero
y aquel ministro
y esa bandera
y esa lavadora
y el automóvil
ese y esas cárceles.
Todos ésos,
sí, sabed quién son,
para con su propio
nombre matarlos;
pero lo que amas,
jamás su nombre
sepas: el amor
por amor es mudo;
la declaración
de tu amor es sólo
el no de tu odio.
(Agustín García Calvo)
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