Otro estribillo popular memorable:
A la zarzamora,
que en el campo se regaba sola,
sola se regaba
con el agua de la mar salada.
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que en el campo se regaba sola,
sola se regaba
con el agua de la mar salada.
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Y otra vez las dudas: ¿cómo y por qué se riega sola? ¿Por qué con agua de la mar salada? Animo a darle vueltas. (Pero no me escaqueo. Mi conjetura, aquí:) [+]
5 comentarios:
Difícil a veces coger ese fruto silvestre sin pincharse(las moras suelen estar ocultas entre las zarzas,siempre por los caminos). No hay frutos, y menos aún dulces, sin cierta dificultad o dolor.
Encantadora copla; también a mí me parece que coincide en esa figura de las lágrimas con la otra famosa "Zarzamora".
Un saludo
Al59 nos propone ejercicios, tan sutiles "deberes" como a sus alumnos...
En todo caso, si la explicación que apunto puede servir para esa versión, no parece que encaje con estas otras (http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=1505 y http://aldeadelcano-2003.iespana.es/canciones.htm):
Que la zarzamora,
que en el campo se regaba sola.
Sola se regaba,
cuando llovía y nevaba.
*
Que la zarzamora,
que en el campo se regaba sola.
Sola se regaba,
con la lluvia que Dios le mandaba.
Donde parece que 'se regaba sola' subraya la independencia de lo silvestre, que no necesita mano humana que lo cuide.
Y ¡qué aventura! cuando de niños allá en el pueblo,ya casi al final del verano, salíamos de excursión con una taza a reclutar esos tesoros, expuestos como piratas a los arañazos,a mancharnos con su tinta, o al dolor de barriga;todas las advertencias de peligros eran pasadas por alto,incluso la de caer enredados en la tosca maraña, o en algún precipicio oculto por ella.
¿Se alegrarían las inhóspitas zarzas de nuestra compañía?
De día a por moras, de noche a por luciérnagas (más lindas perseguidas que capturadas). Las fresas del huerto, pequeñas y concentradas, también tenían su aquél. En las afueras de Navalmoral hay zarzamoras, y hasta moreras, pero no tienen la plenitud de sabor de aquellas cántabras que salíamos a rapiñar en comandilla. Por otra parte, los niños del lugar, educados en la santa profilaxis, ni las tocan. Sólo los morillos.
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