miércoles, 26 de abril de 2006

De se mirar su ynfierno deseosa


SONETO

A la orilla del agua estando un día
agena de cuidado una hermosa
de se mirar su ynfierno deseosa
por verse sola allí y sin compañía,

la saya alzó, que a vérselo ympedía,
y pagada de ver tan bella cosa,
le dijo con voz alta y amorosa
que allá dentro del alma le salía:

«Por vos soi yo de tantos reqüestada,
por vos me dan ajorca y gargantilla,
corpiño, saya y manto para el frío.

Un beso quiero daros». Y abajada
a darlo, por estar tan a la orilla,
trompicó de cabeza y dio en el río.

(Del Cancionero de Poesías varias.
Manuscrito 2803 de la Biblioteca Real de Madrid, 1582, pág. 156).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Al: Una recuperación sorpresa (finales del XVI) la que nos propone de textos escondidos de temas escondidos. Muy oportuno y, por supuesto, muy sugerente. Un narcisismo latente y un autoerotismo explícito.

Anónimo dijo...

Saludos, Al y Sr Verle; y saludos a este gracioso soneto. Es un soneto que busca la complicidad tácita del lector, que tiene ya la risa asegurada. También el lector sabe, desde antes del final, cuál va a ser el final. El soneto no es una maravilla de factura (el segundo verso suena forzado). pero tiene una gracia en eso de la muchacha dirigiéndose a 'su ynfierno' y hablándole tiernamente.
No obstante, todos sabemos que se va a caer al agua. El autor no ha creado la sorpresa.
Más lograda está la viñeta: hay una perfección en las curvas y en las texturas. Un poco más de iluminación la hubiese convertido en una foto porno. La viñeta va mucho más allá.
Saludos

Grifo

Anónimo dijo...

Sr. Grifo, salud. Bien precisada la literatura por su parte. Supongo que reconoce en la "viñeta" el original que está en el d'Orsay de Courbet.

j. dijo...

Años pasó tapado. Tabú. Pero que tabú. Cuántas obras de la modernidad, postmodernidad y postmortem del arte han intentado sin conseguirlo epatar como lo hace esta humilde pintura.


El homenaje de Duchamp: Etant donnés: 1-la chute d'eau, 2- le gaz d'éclairage.

Un saludo

Al59 dijo...

Es verdad que el soneto, sorprendente por audaz, carece sin embargo de suspense. Pero qué bien fluye. El tropezón que señala Grifo en el segundo verso es culpa de la historia de la lengua, creo yo. Recetándole hache aspirada, me suena tan natural como aquel otro: Por no hacer mudanza en su costumbre.