sábado, 29 de abril de 2006

El canto errante


Lo confieso: no podría llevarme bien con alguien que no lo admire. No digo que no lo intentara, llegado el caso. Pero hay que ver lo antipático que se me hace, pongamos, Cernuda confundiendo al maestro con una urraca que reúne en el nido (el poema) una babel de objetos brillantes. Sólo la patología puede explicar que alguien tan maltratado por los estereotipos fuera a despeñarse por uno tan injusto.
Con esa excepción dolorosa, lo amaron todos los que (me) importan. Juan Ramón el perfeccionista no halló coma que reprocharle. Valle-Inclán se rió de él amargamente, como de sí mismo. Aleixandre se lo encontró explorando en su pubis, y Neruda y Lorca dieron conferencias vocingleras en su honor. Para el exquisito Borges, sin él no habría nada —y el ascético Machado le dedicó un epitafio a toda tinta.
Imagino que a los popes de la lírica actual (poesía reciclable, sobaquera, empastada) les espantarán sus coéforas y sus faunos, su riqueza musical, su superioridad de Grecia Arcaica. Profetizo sin riesgo: él y Bradomín, que enterraron a Campoamor, seguirán vivos cuando el poeta recién cansado y los demás de la cuadrilla perezcan envueltos en papel de periódico.

Según Gerardo Diego, estos versos tardíos lo resumen. Es cierto que saben a epitafio: una pirueta tan arriesgada contra el espejo que, a no ser Lope o él mismo, ningún vate podría salir de ella con la sindéresis intacta. No por eso se engaña (—¡Mientes!). Su inigualada magia verbal tiene aquí el deje de alguien a quien los triunfos ya no le compensan. Tono menor para palabras mayores.


Eco y yo

A la Señora Susana Torres de Castex

Eco, divina y desnuda
como el diamante del agua,
mi musa estos versos fragua
y necesita tu ayuda,
pues, sola, peligros teme.
—¡Heme!
—Tuve en momentos distantes,
antes,
que amar los dulces cabellos
bellos,
de la ilusión que primera

era,
en mi alcázar andaluz
luz,
en mi palacio de moro
oro,
en mi mansión dolorosa
rosa.
Se apagó como una estrella
ella.
Deja, pues, que me contriste .
—¡Triste!
¡Se fue el instante oportuno!
—¡Tuno!...
—¿Por qué, si era yo suave
ave,
que sobre el haz de la tierra
yerra
y el reposo de la rama
ama?
Guiome por varios senderos
Eros,
mas no se portó tan bien
en
esquivarme los risueños
sueños,
que hubieran dado a mi vida
ida
menos crueles mordeduras
duras.
Mas hoy el duelo aún me acosa
—¡Osa!
—¡Osar, si el dolor revuela!
—¡Vuela!
—Tu voz ya no me convence.
—Vence.
—¡La suerte errar me demanda!
—Anda.
—Mas de ilusión las simientes...
—¡Mientes!
—¿Y ante la desesperanza?
—Esperanza.
Y hacia el vasto porvenir
ir.
—Tu acento es bravo, aunque seco,
eco.
Sigo, pues, mi rumbo, errante,
ante
los ojos de las rosadas
hadas.
Gusté de Amor hidromieles
mieles;
probé de Horacio divino,
vino;
entretejí en mis delirios
lirios.
Lo fatal con sus ardientes
dientes
apretó mi conmovida
vida;
mas me libró en toda parte
arte.
Lista está a partir mi barca
arca
do va mi gala suprema,
—Rema.
—Un blando mar se consigue.
—Sigue.
—La aurora rosas reparte.
—¡Parte!
¡Y a la ola que te admira
mira,
y a la sirena que encanta
canta!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y el pseudofray Luis?:

Mucho a la majestad sagrada agrada
que atienda a quien está al cuidado dado,
que es el reino de acá prestado estado
pues es al fin de la jornada nada;

la silla real por afamada amada,
el más sublime, el mas pintado hado
se ve en el sepulcro encarcelado, helado,
su gloria al fin desechada echada.

El que ve lo que acá se adquiere, quiere,
y cuando la mayor ventura tura
mire que a reina tal sotierra tierra.

Y si el que ojos hoy tuviere, viere,
pondrá oh mundo en tu locura cura,
pues el que fía en bien de tierra yerra.

Al59 dijo...

No lo conocía: curioso y bien trabado (aunque me choca la ametría del v. 7: ¿sobra el se?). A mí me tuvo algún tiempo hechizado este de Lope, que tal como suele editarse creo mal puntuado. Yo lo leo así:

Peligro tiene el más probado vado;
quien no teme que el mal le impida, pida
(mientras la suerte le convida) vida,
y goce el bien tan sin cuidado dado.

Mas cuanto en más afortunado hado
fuerza y poder se descomida, mida
cuán presto adonde más resida es ida
la gloria vil deste prestado estado.

La honra puede tu estandarte darte,
amor, por quien la recatada atada
tuvo, en el fuego que reparte, parte.

Fue la defensa, aunque ordenada, nada,
pues es por ti, sin remediarte arte,
la cuerda, loca; la encerrada, errada.

Al59 dijo...

Por si alguien tiene curiosidad, aquí está lo de Cernuda (y otras zalemas e impertinencias):
http://rll.cas.buffalo.edu/rodriguez-monegal/
bibliografia/prensa/artpren/mundo/mundo_07b.htm

[corto el vínculo en dos líneas, no vaya a volverse ilegible]

Al59 dijo...

Ni por ésas: aquí va en 3 rodajas:

http://rll.cas.buffalo.edu/rodriguez-monegal/
bibliografia/prensa/artpren/mundo/
mundo_07b.htm